Argentina mereció algo más, pero no pudo vencer a Chile


14 de junio de 2021

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por Redacción Relatores

El seleccionado de Scaloni comenzó ganando con un golazo de Messi, pero la Roja empató, tras aprovechar las usuales falencias defensivas del conjunto albiceleste.

En el marco del debut de ambas selecciones en la polémica Copa América 2021, Argentina y Chile comenzaron su participación, por el Grupo A, en el estadio Nilton Santos de Río de Janeiro. Con un clima previo en el que ambas selecciones se habían visto las caras pocos días atrás, a causa de las eliminatorias sudamericanas para el mundial de Qatar (partido jugado en Santiago del Estero y con resultado de empate 1 a 1), todo parecía indicar que el desarrollo del encuentro tendría pronóstico de juego cerrado.

Argentina, dirigida por Lionel Scaloni, formó con: Emiliano Martínez; Gonzalo Montiel, Lucas Martínez Quarta, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Giovani Lo Celso; Lionel Messi, Lautaro Martínez y Nicolás González. En tanto, el Chile de Martín Lasarte alineó a Claudio Bravo, Mauricio Isla, Guillermo Maripán, Gary Medel, Eugenio Mena; Erick Pulgar, Charles Aránguiz, Arturo Vidal; Carlos Palacios, Eduardo Vargas y Jean Meneses. 

El encuentro, controlado por el colombiano Wilmar Roldán, comenzó con un trámite intenso y de estudio mutuo. Argentina se mostraba algo más incisiva en los primeros diez minutos, con Messi, Lo Celso y Nico González, tratando de trasladar el balón en un terreno defectuoso. A los 12 lo tuvo Lautaro Martínez, tras un centro en profundidad de Lo Celso, ante lo cual el atacante no pudo definir certeramente, mientras cerraba los caminos el arquero Bravo. Tres minutos después, el enorme arquero chileno metió un atajadón ante un remate rasante de Nico González, que terminó en un tiro de esquina. A los 17, en un devenir incesante albiceleste, otra vez Lo Celso habilitó a González, en un virtual penal en movimiento, y nuevamente el uno de Chile ahogó el grito argentino.

Cumplidos los 20 minutos de la primera parte, el dominio del equipo conducido por Scaloni se hacía evidente en el desarrollo del juego, pero no en el marcador. Chile trataba de amigarse con la pelota, con pases cortos, precisos, bien abroquelado en el fondo, agazapado, pero sin la dinámica acostumbrada de sus últimos juegos.

La primera amarilla del partido fue para Isla, tras un patadón a Nico González, quien hasta ese momento era lo mejor de Argentina. De ese tiro libre en posición de córner corto, Messi lanzó un centro cerrado que no trascendió. Sin embargo, en la contra, Meneses entró dribleando al área albiceleste y remató de zurda, cruzado, en una jugada que inquietó de más a la Argentina.

Messi, ultra marcado, sin conexión con el resto de sus compañeros, no encontraba ni el tiempo ni el espacio para desarrollar todo su juego. A los 29 fue amonestado Martínez Quarta, de rendimiento irregular. De esa falta, otra vez Chile, con pelota parada, sacudió los nervios de Scaloni, tras un peligroso centro que no pudo ser resuelto por la zaga. Inmediatamente Argentina respondió con una contra de Lo Celso que terminó en un tiro libre al borde del área de Bravo y con Pulgar amonestado. Messi cobró la falta, a los 33 minutos, y el remate -formidable, fantástico, épico- terminó en la red, contra el palo izquierdo del arquero. Bravo, conociendo a Leo, hizo todo lo que tenía que hacer para que su valla no cayera, pero la rosca fue tan envenenada como imposible. Golazo de Argentina. Golazo de Messi.

Un par de minutos después, Chile sumaba amonestados. Esta vez era Vidal quien veía el cartón amarillo. En tanto, tras el gol, Argentina parecía que se embalaba, y empezaba a encontrar tanto sociedades, como espacios. Tanto fue así que Messi, a pesar de estar minado de rivales, consiguió habilitar a Lautaro, quien quedó mano a mano con Bravo, pero el remate salió visiblemente desviado, a bocajarro del arco.

Luego sólo quedó tiempo para algo de juego deslucido, fricciones, y algunas acciones más, indignas de consideraciones. Argentina cerraba una primera etapa de dominio y prevalencia, no sólo en el marcador, sino también en el desarrollo del juego y las chances claras de gol, las que no supo capitalizar, sobre todo en los pies de Nico González.

 

En el complemento, tras el shampoo de Lasarte, Chile salió decidido a buscar el empate, volcado en terreno adversario. En tanto, Argentina dio cuenta de la presión, y se replegó tácticamente. En el inicio, el conjunto albiceleste continuaba sufriendo las pelotas aéreas, al igual que en el cotejo de eliminatorias. Durante esos minutos, el balón era de Chile, y las respuestas a campo traviesa de Argentina. 
Así fue que a los 52, en una contra fulminante de la Roja, la defensa albiceleste volvió a demostrar las falencias que arrastra desde hace tiempo en el ciclo Scaloni: entre Tagliafico y Otamendi fallaron en el cierre, y tras la arremetida de Vidal, el 3 de Argentina le hizo un penalazo. Wilmar Roldán revisó el VAR y sancionó la pena. El mismo Arturo enfrentó a Dibu Martínez, remató fuerte hacia la izquierda, a media altura, tapó el arquero con su mano izquierda, pero el rebote no lo favoreció, y Eduardo Vargas tomó el rebote para mandarla a la red. Argentina pagaba caro su pasividad en el inicio del complemento.
A los 62 era todo de Chile: el toque, los espacios, las llegadas, mientras que Argentina no tenía lucidez, estaba completamente desordenada, nerviosa y había perdido la brújula del juego. La tranquilidad era toda Roja, y manejaba a gusto los hilos. Mientras amonestaban a Lautaro por una patada en mitad de la cancha, Scaloni entendió que sus dirigidos no respondían como en el PT, y mandó a Ángel Di María y a Ezequiel Palacios a la cancha, en lugar de Lo Celso y Paredes.
A los 70, Argentina amagaba con recuperar el balón. Así fue que Nico González apiló un par de rivales, habilitó a Messi, y el 10 sacó un remate de media vuelta que fue contenido por Bravo. Minutos después, tras un foul en el que Vidal mereció llevarse la segunda amarilla, el equipo de Scaloni pudo volver a desnivelar, tras un centro conectado por Martínez Quarta.

A falta de 15 minutos para el cierre, el desgaste y la intensidad del juego empezaba a cobrarse acciones imprecisas, pelotas revoleadas, fricciones, y más gritos que dribblings. Caras largas y fastidios varios eran el denominador común de ambos equipos. Como no resignándose a un nuevo empate, y – a la vez- oteando un horizonte que aparecía como inexorable.

Otra vez Chile replegado. Otra vez Argentina intentando llegar con pelota al pie. Así fue que a los 79, Messi le puso un pase mágico para la cabeza de Nico González, pero el atacante se pasó de rosca y su frentazo se fue por encima del larguero. 

Tras agarrarse la cabeza por el gol fallado, Scaloni miró al banco. Joaquín Correa y el Kun Agüero saltaron al terreno, entonces, por Nico González y Lautaro Martínez. Con toda la carne en el asador, la albiceleste continuó con su afán de evitar el destino del empate. Mientras, Montiel dejaba el terreno para dejarle espacio a Nahuel Molina.

Con todo este nuevo garabato, hecho a las apuradas, y en busca de los tres puntos, en un inexorable escenario desprolijo, Di María encontró una pelota al borde del área grande, pero el zurdazo no encontró la red. Chile, replegado, y con varios jugadores frescos, acechaba de contra, con el juego que más pareciera gustarle.

Ya sin ideas claras, con el gasto a cuestas, Argentina no encontraba los caminos hasta Bravo. Cerca de los 90’, Agüero consiguió un tiro libre, que Messi ejecutó, y terminó en córner. Tras otro centro de De Paul, y arremetidas de Messi y Correa, la pelota volvió a caer en tiro de esquina. La imagen se repitió en los minutos siguientes, con una Argentina presionando y una Roja aguantando hasta el epílogo. La albiceleste mereció algo más pero la valla de Bravo no volvió a caer. Entre la impericia del equipo nacional y las pocas ganas de atacar de Chile, el implacable final terminó como se preveía unos 20 minutos antes.

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