¿Cómo trabajaba la secretaría técnica de Diego Milito?


08 de abril de 2021

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por Franco Marozzi

Los pormenores del exitoso paso de Diego Milito como directivo del club.

Diego Milito quería conformar un modelo deportivo basado en dos patas: una política deportiva y financiera, autosustentable, a partir de la capitalización de juveniles, y de poder tener plusvalía a través de la compra y venta de refuerzos.

A partir de 2017 Milito empezó a viajar a Rosario (a lo de Gabriel Wainer, eminencia del scouting, quien integró cuerpos técnicos de la Selecciones de Argentina, Paraguay y Colombia) para armar el modelo deportivo que pretendía para la Academia.

¿Qué es el scouting? En palabras de Javier Wainer (hijo de Gabriel) en un Podcast de Big Data Sports, sostuvo: “El scouting consiste en seguir determinadas ligas de Sudamérica, tener una oficina en el club con determinada cantidad de personas, tener 3 opciones por puesto, tres o cuatro meses antes de un mercado de pases, conocer de manera cabal todas las inferiores antes de incorporar un jugador y evaluar qué juvenil hay en cada posición”. 
Gabriel Wainer, por ese entonces, tenía por delante el mundial de Rusia 2018, por lo que su hijo Javier se hizo cargo del proyecto, convirtiéndose en jefe de scouting o secretario técnico. 
Para ello, reclutó a dos scouts que lo acompañarían en todo este proceso: Agustín Anastasi (una de las patas auxiliares en la oficina de los Wainer, quien hacía trabajos específicos en proyectos especiales que iban surgiendo, amigo de la familia y fanático del fútbol, quien se encontraba trabajando como video-analista de la reserva de Defensa y Justicia) y Bruno Gentile (quien a partir de 2015 les dio una mano en la oficina y al momento del llamado para sumarse a la secretaría técnica trabaja como vendedor en la ciudad de Rosario).

“Milito no tenía un barrido del fútbol sudamericano. Si bien Víctor Blanco lo llamaba para tomar decisiones, no tenía conformado un grupo de trabajo, ni un conocimiento profundo como el que la familia Wainer tenía previamente hecho”, explicaba Bruno Gentile.

Diego confió en Gabriel para que su hijo Javier encabezara el departamento de scouting, convocando a Miguel Gomiz como coordinador de divisiones inferiores, y eligiendo a Eduardo Coudet para que se convirtiera en entrenador. Del “Chacho” le gustaba su actitud protagonista, y su capacidad para absorber la presión externa.

Cuando cerró la contratación, le pidió a Víctor Blanco que lo presenten juntos. Milito, Blanco y Coudet el 19 de diciembre de 2017 comenzaron el proyecto deportivo.

A partir de ese momento, en medio de un mercado de pases, con un técnico, director deportivo y un departamento de scouting nuevo se pusieron a trabajar para la llegada de refuerzos.

Se determinaron los puestos a reforzar, y en ese mercado de pases llegarían Leonardo Sigali, Alejandro Donatti, Nery Domínguez, Nery Cardozo, Ricardo Centurión y Gonzalo Piovi.

En ese mercado de pases Racing conformó un equipo que salió campeón, y un departamento de scouting que cambió el paradigma de contrataciones del club, formando un proyecto deportivo pionero en el fútbol argentino.

Javier Wainer, explica que antes de la llegada del grupo de trabajo, el club solamente incorporaba jugadores de manera pasiva (que eran ofrecidos), para pasar a incorporar de una manera activa (que se pretendían). 

Los nombres que llegaban ofrecidos por dirigentes, representantes y hasta por el propio Milito se analizan de la misma manera. 

El trabajo del secretario técnico (Javier Wainer) consistía en ser el nexo entre lo que miran los scouts y la información que necesita el director deportivo. El director deportivo iba con un interrogante y se llevaba un informe pertinente, para dar una respuesta lo más pronto posible.

Dentro de la secretaría técnica, Javier se ocupaba de Argentina, Colombia, y de los jugadores sudamericanos que estuvieran en el exterior con posibilidades de regresar. Agustín tomó Chile, la primera nacional, y la primera metropolitana. Mientras que Bruno se especializó en Uruguay y Paraguay.

También controlaban todos los torneos sudamericanos de juveniles, prestándole especial atención al resto de los equipos de Sudamérica que compitieran en torneos continentales. Para que un jugador saliera de la oficina y se convirtiera en refuerzo de Racing había ciertos filtros.

Se miraban entre 15 y 20 informes, es decir, entre 15 y 20 partidos sí o sí. “Yo le presentaba un jugador con su respectivo video, y él, en su casa, se ponía a ver partidos de ese jugador” explicaba Javier.

Las inferiores en la era Milito

Diego Milito también quería potenciar a sus divisiones inferiores. Así que en diciembre de 2017, Diego Huerta (quien actualmente se encuentra trabajando en la secretaría técnica de Platense), se sumó a la estructura pensada por el ídolo de la Academia. 

“Huerta, en su cabeza, estaba buscando una estructura que nosotros estábamos aplicando, y yo necesitaba alguien que me dé un análisis de juveniles combinándose con la estructura de scouting que nosotros traíamos” explicaba Javier. 

Diego Huerta, entró al club en 2016, luego de dejar el periodismo, y hacer un viaje por europa para recorrer las instalaciones de varios clubes de elite. 

Para la estructura de Milito, Huerta era la pieza que faltaba. Éste contó que en la primera charla con Milito, el ex Inter de Italia le planteó interrogantes respecto a dos actividades que realizaba el ex periodista: una, la colaboración que tenía con Nacho Santos en su consultora, donde daba charlas de gestión deportiva. Y otra, el estar como comentarista del básquet de Racing. Sorprendiendo a Huerta respecto a lo informado que estaba Milito.

Huerta propuso empezar a desarrollar las vinculaciones internacionales con otros clubes. Junto a Miguel Gomis tenían como función devolverle la esencia de juego a las inferiores de Racing. La idea de juego era tener equipos protagonistas, que jueguen en campo rival, con centrales altos y con una iniciación clara. 

Se trataban de formar perfiles de jugadores, a través de una metodología de trabajo que instaure una forma de juego bastante mancomunada con la primera. El proyecto de Racing era un proyecto integral.

Durante la gestión Milito, se contrataron 17 futbolistas, y debutaron la misma cantidad de jugadores de las divisiones inferiores. Se vendieron por más de 40 millones de dólares a jugadores canteranos, y se armó una lista de sucesión, un plan para ver cómo sería el armado del plantel a uno, dos y tres años en base a la proyección de los talentos que venían emergiendo. 

Se diseñó un área de préstamos para elegir los clubes a los cuales prestar los futbolistas y se siguió de cerca el desempeño de cada uno de ellos. 

La secretaría técnica empezó a construir una manera de poner en común toda la información que iban recopilando. 

“Cuando pasan dos o tres meses, armo tres mapas de equipos. En nuestra formación, uno del fútbol argentino con los jugadores que irían, otro del fútbol sudamericano (incluido los jugadores que destaquen) y otro de promesas”. Contaba Javier.

Cuando Eduardo Coudet tomó la decisión de irse, Diego Milito le encomendó al departamento de scouting un informe sobre posibles entrenadores para ocupar el puesto vacante. Teniendo en cuenta muchos parámetros, como: saber si promovían chicos de inferiores, que estilo de juego tenían, que perfil tenía su preparador físico, como planteaba los clásicos o partidos determinantes, si había tenido problemas en los vestuarios, si había tenido opiniones en los mercados de pases, entre otras cuestiones a tener en cuenta.

Sebastián Becaccece terminaría arribando a finales de diciembre de 2019, su gestión quedó opacada por la imagen del último partido frente a Boca. Por los cuartos de final de la Copa Libertadores.

Racing llevaba 5 años sin alcanzar esta instancia y llegó tras eliminar al Flamengo (campeón vigente). 

La Academia modificó su método de entrenamiento e instauró la figura de los sparrings, jugadores de reserva que tres veces por semana trabajaban bajo la órbita de Becaccece, junto al primer equipo. 

El director técnico nunca tuvo el visto bueno de la cúpula dirigencial, por lo que Diego Milito decidió alejarse de la institución alegando no compartir el modelo y las ideas del club del presidente. Desarmándose así el modelo deportivo que había generado el ídolo racinguista. 
 

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