Entrevista a Facundo Sava: "Lo más difícil es poder sostener los proyectos"


25 de enero de 2023

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por Gustavo Grazioli

El entrenador, de enorme campaña en Patronato, reflexiona a fondo sobre la psicología en el fútbol de alto rendimiento y desgrana, paso a paso, la complejidad de dirigir grupos humanos.

Facundo Sava fue técnico de Patronato hasta fines de 2022. Su ciclo en el equipo de Paraná, Entre Ríos, coronó con un hecho histórico: ganó la Copa Argentina, dejó en el camino a equipos de la talla de Boca y River, y consiguió la clasificación para la Copa Libertadores de este año. En la actualidad, está sin equipo y sin apuro, a la espera de una propuesta que lo cautive. Mientras tanto, lee, practica natación, hace yoga y prepara un segundo libro – el primero fue Los colores del fútbol (2010) – junto al psicólogo social, Fernando Fabris, en el que buscará adentrarse en temas de liderazgo y coordinación de grupos en el fútbol.

Escuchar a Sava opinar sobre este deporte o sobre sus métodos de trabajo, despierta un interés que no solo tiene pilares en lo táctico. Su vínculo con el estudio – al igual que su padre, se recibió de psicólogo social en la escuela de Enrique Pichon-Rivière – lo llevaron a una amplia formación en la que se conjugan elementos de distintas áreas y eso es uno de sus valores agregados a la hora de manejar un plantel. “Todo lo que aprendí en psicología social me sirvió para aplicarlo en el fútbol y dirigir. A los 20 años sabía que iba a ser entrenador y todo lo que estudié, lo hice pensando justamente en eso”, le dice a Relatorxs.

En lo que respecta a su trayectoria como entrenador, su debut fue en San Martín de San Juan, pasó por Unión de Santa Fe, O´Higgins (Chile), Quilmes, Racing, Tigre y Gimnasia de La Plata. La Copa Argentina que consiguió con Patronato es su primer título. Reconoce que no es fácil esta tarea - “hay que estar muy preparado” - y destaca lo bueno y lo malo de estos once años como técnico. “Después de Racing estuve mal. Un día a las cinco de la mañana me levanté, me puse a escribir y a llorar. Escribí veinte hojas de lo que me pasó en Racing como entrenador. Cosas que viví y que me hicieron mal. A partir de ese momento me solté, empecé a trabajarlas y se abrió una etapa nueva en mi vida. A veces necesitas un golpe para reaccionar y darte cuenta donde estás”, cuenta.

Antes continuar con la entrevista, la cita de una librería que tiene como eslogan que “al gol se llega leyendo”, sirve como disparador de un recuerdo en el que rescata el valor de la lectura. La anécdota lo lleva a su época de jugador, en la que revive un tiempo de enemistad con los goles y revela que la solución llegó por una entrevista a Batistuta que le recomendó Marcelo Roffé (Doctor en Psicología del deporte), en la que el ex delantero de la Selección Argentina contaba que después de muchos partidos sin convertir, se dedicó a jugar, sin pensar en el arco, y el gol terminó dándose sin buscarlo. “La leía como cuatro veces antes de cada partido”, cuenta.

¿En qué te ayudó la psicología social para tu carrera en el fútbol?

Como jugador me sirvió mucho. En la mayoría de los equipos en los que estuve fui capitán. Y como entrenador, también. Pero más allá de lo que uno aprende estudiando, después está la practica y como todo va avanzando. Me recibí en el 2001 y si bien la teoría de Pichon-Rivière es muy contemporánea, las cuestiones van cambiando, los movimientos de los grupos son todos diferentes. Pueden pasar cosas muy similares, pero las características de cada club, de cada hincha, de cada institución, es distinta. Las experiencias que tuve me fueron ayudando a ser el entrenador que soy hoy. Fui madurando mucho en todos los aspectos. Con experiencias buenas y no tan buenas.

¿Qué cosas hay que tener en cuenta a la hora del manejo de un grupo o un plantel?

Hay muchas cuestiones en las que un entrenador tiene que estar atento para manejar un grupo. El tema de los liderazgos, el tema de los roles, la comunicación, los vínculos. El tema de los portavoces, que muchas veces puede ser un jugador o dos. Hay que estar atentos a qué es lo que el jugador puede estar transmitiendo o denunciando inconsciente o conscientemente de lo que pasa en el grupo.

La tarea es tanto en lo grupal, como en lo individual. Los jugadores son personas. Tienen problemas, sentimientos y todos los días vienen con cosas distintas al entrenamiento. Nosotros estamos muy pendientes de todas esas cosas y el hecho de haber estudiado todo lo relacionado a esa parte me ayuda. Si hay algún jugador que en algún momento no se lo ve bien, enseguida tratamos de charlarlo. Y si tiene alguna cuestión en la que podamos ayudarlo, se trata de hacerlo.

A mí la psicología me ayudó a reacomodarme en el fútbol y en la vida, porque había llegado un momento en el que estaba para dejar de jugar, debido a un bajón anímico, dijiste en una entrevista, ¿Hace mucho que haces terapia?

Hago terapia desde los 24 años. He invertido mucho tiempo, trabajo y dinero en mejorar cada día, sentirme más confiado, conocer mis limitaciones, mis puntos fuertes y tratar de traspasar lo que me limita. También a darme cuenta lo que siento y poder expresarlo. La terapia me ha ayudado mucho y lo sigue haciendo. Quizás algunos no la necesiten, pero para mí son cincuenta minutos, una vez por semana, que me sirven para ver dónde estoy parado, a sentirme pleno, concentrado en el trabajo, motivado y expresarme.

¿Por qué cuesta tanto expresar lo que uno siente?

A veces no nos damos cuenta de lo que sentimos. No es que no lo hacemos porque no queremos, es porque no nos damos cuenta qué nos está pasando. Es importante para nosotros, como entrenadores, poder darle lugar al sentimiento. Creo que fue una de las bases de lo bueno que vivimos en Patronato. Podíamos reconocer lo que nos estaba pasando en el cuerpo, en la mente, lo que nos pasaba con los sentimientos y lo pudimos expresar. Por momentos, llorando, alegrándonos o algunas veces con bronca. Eso nos liberaba un montón y nos dejaba ser creativos, estar alegres, comunicados y concentrados en la tarea. Cuando uno se queda con cosas adentro es muy difícil estar concentrado en un trabajo, en un partido, pensar en el rival y en las cosas a mejorar. La base de nuestro buen andar fue que pudimos conectarnos con lo que sentíamos: los jugadores, nosotros y toda la gente que estaba alrededor nuestro.

¿Sentís desmotivación por las injusticias que se viven en el fútbol?

Trato de concentrarme en el equipo, en mejorarlo y en hacer un gol más que el rival, más allá de todo lo que pueda pasar, hay cosas que nosotros no podemos manejar. Tratamos de ser mejor en todo lo que tenemos y podemos. Que el grupo sea fuerte, divertido, que tenga buena comunicación, que los vínculos sean sanos, que nos alentemos y nos ayudemos todo el tiempo. Trato de prestar mucha atención a eso, el resto de las cosas sé que están, pero es algo que yo no puedo cambiar. La mejor forma de poder ayudar a que todo mejore es estar bien uno mismo, estar bien en el club, el grupo y transmitir eso a los hinchas, los dirigentes, a la gente que ve fútbol y a los periodistas.

¿Qué cosas aprendiste en el fútbol?

Muchos valores: cuidado del cuerpo, respeto hacia los rivales, referís, un compañero, hacia el entrenador, los dirigentes, con los hinchas, los periodistas. El valor del trabajo es algo que aprendí mucho en el fútbol. Siempre lo hablo con mi hijo. Cuando tenía 15 años y mis amigos se iban a los cumpleaños, me quedaba en mi casa a dormir porque al día siguiente tenía partido con Ituzaingó. Para mí era más importante ir a jugar. Eso es la responsabilidad que uno siente por hacer algo que lo apasiona y le gusta. Después otra cosa que aprendí fue el cuidado del dinero, el valor de la amistad, el compañerismo. El fútbol te enseña muchas cosas. (Se queda unos segundos en silencio sin incomodarse. Las ideas quedan dando vueltas en su cabeza, pero no se apresura a la respuesta. Una vez que encuentra el sentido de lo que va a decir, continúa el concepto de los aprendizajes). El fútbol tiene situaciones complicadas: perder un partido, cuando no te va bien en un entrenamiento, cuando se discute con un compañero o con un entrenador, cuando te lesionas, cuando erras un gol. Hay muchas cosas que le pasan a un jugador de fútbol que debe superar.

¿De qué manera se le hace frente a lo fugaz que puede ser el paso por un club si los resultados no se dan?

Hay que tratar de estar lo más preparado y en un club que esté afianzado. Que tenga jugadores que vengan trabajando desde hace tiempo. Que tenga un lugar cómodo para entrenar. Dirigentes que sean respetuosos de la idea y que cuando las cosas no van bien, puedan dar un consejo bueno y puedan ayudarte.

Lo más difícil es poder sostener los proyectos. Lo pueden hacer los clubes que están mejor preparados, respecto del trabajo en divisiones juveniles, con inversión en capacitación de entrenadores y buen scouting para traer jugadores. Hay un montón de causas que hacen que un equipo pueda estar mucho mejor que otros o que un club pueda estar mucho mejor que otros. No es casualidad ni azar.

Al pensar en un referente, cuando te mencionan a Carlos Griguol hay una emoción que no podes contener, ¿Por qué?

Aprendí la mayoría de las cosas por él. Junto con mis padres, maestros que tuve en la escuela, en la facultad, amigos, otros entrenadores que tuve, otros compañeros que tuve. Fue uno de mis mayores maestros y uno de los que más me enseñó.

Aprendí a cuidar la plata y más que nada a seguir amando esto que tanto nos gusta. Y que las cosas malas que nos pasen no nos frustren y seguir disfrutando de cada entrenamiento. En Ferro y Gimnasia, disfrutar de los entrenamientos era un valor muy importante.

¿Qué consejos le das o le diste a los jugadores que te tocó dirigir?

El jugador no solo debe aprender cosas tácticas sino también lo que es la vida. A los jugadores, todo el tiempo le decía que anoten los entrenamientos que hacíamos y las charlas. El día de mañana lo pueden llegar a usar. No digo que sean entrenadores porque no todos tienen las ganas, pero pueden ser profes, ayudantes de campo, entrenadores de arqueros, videoanalistas. Hay muchas cosas para hacer en el fútbol.

Y después, estudiar algo. No sé si como estudié yo una carrera terciaria, sino un oficio para tener otra opción cuando uno deja el fútbol. Hay que prepararse.

La tercera de los muchachos

¿Cómo viviste el último mundial?

Me gustó mucho lo que hizo la Selección y pasé por todas las sensaciones: estuve contento, sufrí, me angustié. La mayoría de las veces, igual, disfruté. El último partido estaba confiado, sabía que íbamos a ganar. Estaba predestinado.

¿Qué fue lo que más te gustó del equipo?

En general me gustó todo. En el primer partido no pudimos resolver el problema del achique, pero después no se dieron nunca por vencidos y fueron todos para el mismo lado: defendían y atacaban juntos. Se adaptaron a los distintos sistemas de juego del rival y pudieron cambiar el propio sistema de juego sin modificar la idea. Me gustó, también, que entraba un jugador y no desentonaba. Me gustó como expresaron lo que sintieron: angustia, tristeza, alegría. Y eso hizo que se enfocaran en la tarea que tenían que hacer y no jugar con nada de las emociones que muchas veces te perturban.

Todos los valores que mostraron: el trabajo, la pasión, el amor, el compañerismo, la importancia del individuo, la humildad, nos dejaron parados de una manera extraordinaria ante el mundo. Me identifiqué con un montón de cosas.

Siempre defendiste a Messi, incluso en los momentos más dramáticos, ¿Qué te pasó cuando lo viste levantar la copa?

Me puso muy bien verlo contento a él. Nunca se dio por vencido, siguió intentando y fue magnifico como lideró el grupo de jugadores, apoyado por un gran entrenador que lo entendió, lo escuchó, lo acompañó y lo contuvo. Hubo un trabajo en conjunto muy bueno. Sus compañeros también lo ayudaron a ser lo que fue en este mundial. Nos deleitó a todos con su juego, su fútbol, su energía. Fue un placer verlo levantar la copa y sentir que estaba casi realizado por lo que estaba viviendo.

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