Foster Gillett pone en jaque a Rampla Juniors: deudas, crisis y un posible descenso administrativo
05 de agosto de 2025
Apenas seis meses después de su desembarco, la gestión del empresario deja al histórico club uruguayo al borde del descenso a la tercera división.
Un presente marcado por la desidia
Rampla Juniors, uno de los clubes más tradicionales del fútbol uruguayo, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Bajo la conducción del empresario Foster Gillett, quien asumió la administración en diciembre tras la aprobación en asamblea extraordinaria, el club enfrenta una deuda de 90 mil dólares con el plantel y empleados. El plazo para regularizar la situación vence el martes 8 de agosto. En caso de no cumplir, la sanción será el descenso administrativo a la tercera división.
Según informó el periodista Alfonso Irrazabal, Gillett fue recientemente operado por un problema de salud, y su entorno se negó a enviar dinero a Sudamérica. La inacción por parte del grupo inversor podría significar una desafiliación que profundizaría el colapso institucional de “Los Picapiedras”.
La pelota tampoco responde
Además de las complicaciones económicas, el equipo ocupa la anteúltima posición en la Segunda División Profesional con apenas 13 puntos en 19 partidos. En junio, la directiva despidió al entrenador Leandro Somoza, tras diez partidos sin ganar (tres empates y siete derrotas). Sin rumbo claro y con un plantel desarmado, el presente deportivo también refleja la crisis dirigencial.
La situación genera un fuerte malestar en Montevideo. Hinchas del club empapelaron la sede con carteles que rezaban: "Nunca más en Rampla", en clara alusión a Gillett, el empresario argentino Guillermo Tofoni y la actual dirigencia.
#AHORA | Informa @NDEtchegoyen en 100% Deporte.
— Sport 890 (@Sport890) August 5, 2025
?? Reunión del plantel de Rampla con la Mutual en este momento.
?? Los jugadores no entrenan por haberes impagos y analizan dejar de hacerlo durante estos días hasta que se cumpla con los pagos.
? https://t.co/I5BQPcZuac pic.twitter.com/UL2xpRUykB
La bronca también es interna
El director deportivo del club, Humberto Grondona, fue contundente en su crítica al accionar de Gillett. Tras la última derrota ante Atenas, expresó:
“El domingo después del partido en una reunión se le trasmitió a Foster Gillett las inquietudes que tiene que cumplir y esperemos. Acá no hay que enojarse. Si vos asumiste la responsabilidad de meter una SAD en un club, tenés que responder, y se terminó. Y después, si se quiere ir, que se vaya. Pero ahora tiene que responder. Tampoco se puede manejar un club a 20.000 kilómetros donde capaz que estás tomando solo o esquiando, y nosotros estamos poniendo la cara permanentemente”.
La frase de Grondona expone con crudeza una gestión ausente, sin presencia física ni soluciones concretas, y resalta la desconexión entre el modelo de las SAD y la realidad de los clubes barriales con historia.
Un modelo que vuelve a estar en discusión
Foster Gillett ya había dejado una imagen desprolija durante su paso por Estudiantes de La Plata. Ahora, la historia parece repetirse. La situación en Rampla pone nuevamente sobre la mesa el debate por la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas, impulsadas por el presidente Javier Milei en Argentina, pero cada vez más cuestionadas por sus resultados en el plano regional.
Mientras tanto, los hinchas de Rampla observan cómo el club que alguna vez fue campeón uruguayo en 1927 y compitió internacionalmente en la última década se hunde entre promesas incumplidas, silencio dirigencial y resultados catastróficos.