La CAB apartó de sus funciones a Sebastián Moncloba por acoso sexual a Bianca Tedesco


15 de septiembre de 2021

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por Delfina Corti

“Mi cuerpo sigue sufriendo la parte que le toca, mi cabeza sufrió mucho también por tanto hostigamiento, abuso de poder y el acoso que Sebastián ejerció sobre mi persona, aunque en realidad es en tiempo presente, porque recién estoy comenzando a sanar”. La que habla es Bianca Tedesco, árbitra de básquet a nivel nacional, que denunció el pasado 3 de septiembre a Sebastián Norberto Moncloba, dirigente de la Confederación Argentina de Básquetbol (CAB), por acoso sexual y hostigamiento.

 

Ahora, a diferencia de hace algunos días, ya puede decir su nombre: Moncloba fue notificado por la Fiscalía N°36 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, junto con el Juzgado N°25, dictaron una medida de resguardo hacia Tedesco con la prohibición de acercamiento físico del imputado y también, contacto por cualquier otro medio y/o forma. 

Tres días después de que Tedesco alzara la voz, la CAB sacó un comunicado donde informó la suspensión del acusado: "La Confederación informa que activó de forma urgente su protocolo interno tras la acusación de la árbitra Bianca Tedesco y suspendió de manera inmediata al denunciado, sin dejar de garantizar su derecho a defensa".

De este modo, Moncloba ya no podrá trabajar en el área de designaciones de FeBAMBA, AdC ni de CAB. Y tampoco podrá desempeñarse como árbitro de la Liga Nacional. 

En este proceso, fue importante –según señala la árbitra– el apoyo y la intervención inmediata de la Secretaría de Deportes de la Nación, a cargo de Inés Arrondo, y la Dirección Nacional de Políticas de Género, dirigida por Guillermina Gordoa.

“Cuando ellos consideran que hay algo que hacés y a ellos no les gusta, aplican un castigo y te dejan sin partidos o te mandan a dirigir al club más lejos que tenés, y tratan de afectar tu bolsillo. Todo esto son distintos métodos de violencias y abusos que todos y todas tenemos que sufrir dentro del sistema”, relató Tedesco –en diálogo con AAD–  acerca de cómo vivió durante años el reparto de partidos por parte del acusado.

Cada vez que habla, Bianca pone énfasis en “el sistema”, donde te limpian si hablás, donde existe un silencio cómplice, un pacto entre caballeros. Como señaló Fernando Sampietro, árbitro y colega de Tedesco: “Pasaron varios días, en los que reflexioné, decidí, me arrepentí, esperé y llegué a una conclusión. Estoy decepcionado de mí por esta postura de silencio, de temor, de falta de empatía. No quiero ser parte de este silencio cómplice, y quiero repudiarlo”.

“En nuestro país, a partir del Ni Una Menos se produce una ampliación del concepto de violencia –sostiene Julia Hang, Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de La Plata en una entrevista para La Nación–. Entonces se reconoce que muchas situaciones que vivían las mujeres que antes eran percibidas como normales, en verdad pueden entenderse como violentas”. 

Y esta situación que describe Hang empieza a impactar en el deporte: se comienza a visibilizar y a poner en palabras los abusos sufridos, que se inscriben en la desigual relación de poder. 

"Si hoy hablo es porque no puedo más. Porque mi salud mental pasó por estados que no son directamente proporcionales con la exigencia de mi trabajo, sino con el hostigamiento y acoso sexual que recibí en un ambiente netamente machista e injusto para quienes sólo quisimos trabajar y hacerlo bien", describió Tedesco en el comunicado. 

Ante el silencio y la nula respuesta, por ejemplo, de la Asociación del Fútbol Argentino ante un caso similar, la respuesta de la CAB es un paso hacia adelante. Sin embargo, tal como señala Tedesco y como suele ocurrir en estos casos, para que haya un verdadero cambio hay que discutir una reforma real porque el sistema es cómplice.

A Bianca le robaron las ganas de arbitrar y se apropiaron de sus sueños al dormir: “Tenía pensado un retiro cerca de mis 50 años, por lo menos. Pero para eso era condición sine qua non continuar silenciada, sometida, apagada y viviendo para otros”.

Porque este sistema, precisamente, es el que provoca el miedo a hablar, a perder el trabajo o a quedar expuesta por ser “la quilombera, la atorranta, la puta, la torta resentida”. 

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