La revalorización de Mercedes Paz: la primera argentina en ganar un torneo WTA volvió al tenis para llevar al país al lugar donde ella estuvo


29 de abril de 2021

Compartir esta nota en

por Ayelén Pujol

La tenista tucumana fue 28º del ranking mundial. Jugar bajo la sombra de Gabriela Sabatini, los encuentros y aprendizajes con Billie Jean King y el desafío actual: la capitanía en la selección argentina de tenis.

Mercedes Paz estaba jugando un juego de trivia con su ahijado cuando él levantó la tarjeta y le preguntó: “¿Quién fue la primera argentina en ganar un título del circuito WTA?”. La actual capitana de la selección argentina de tenis se rio, pero no sabía la respuesta. Pidió opciones. “Raquel Giscafré, Gabriela Sabatini o vos”, le dio la chance su sobrino.

 

-¡Raquel Giscafré! -contestó la ex tenista.

-No, tía, sos vos.

 

La hazaña ocurrió en 1986, en el Centro Paulista de tenis, en Brasil. Mecha tenía 18 años y salió a disputar esa definición sin conocer el dato. De hecho, iba a enterarse por el juego con su ahijado. “Fue una linda sorpresa saberlo”, dice ahora, con una sonrisa.

 

Mercedes Paz llegó a ser número 28 del mundo, ganó tres títulos WTA (22 en dobles),  y da la sensación, a la distancia, de que sus logros no fueron dimensionados. Además, jugó a la sombra de Gabriela Sabatini, la ídola que se llevaba la atención.

 

“En aquel torneo yo había avanzado desde la clasificación y venía de una gira por Brasil muy buena en resultados. En semis, de hecho, me toca con Gaby. Habían ido a cubrir el torneo todos los periodistas para ver cómo ella ganaba su primer torneo. Ese partido yo lo jugué con más confianza porque para mí Gaby no era la 30 del mundo. Era mi amiga, mi compañera de dobles y la chica que en juniors no me había ganado nunca. Y bueno, le gané a ella y en la final a la peruana Laura Arraya. Del dato histórico me enteré recién hace unos años”, cuenta.

 

La tenista de Tucumán dice que su confianza era mínima. Jugaba partidos seguidos porque avanzaba, entonces por la noche lavaba la poca ropa que tenía para que a la mañana estuviera seca para jugar. Les hizo dos apuestas a los periodistas. Les dijo que si llegaba a semis invitaba a comer a todos. Y que si se quedaba con el título repartía la plata del premio. “Por suerte fueron tan caballeros que me invitaron ellos y no me dejaron repartir la plata”, dice y se ríe.

 

Se había ido de su casa muy joven con una promesa. A su papá, industrial azucarero, y a su mamá, ama de casa, les había dicho que si en dos años no se metía entre las mejores 100 volvía a su casa y se ponía a estudiar. Tenía 10 hermanos y había empezado a jugar al tenis porque su tío, por entonces presidente de la Asociación tucumana de tenis, la anotaba en torneos. Empezó a jugar y a ganar; hasta que un momento partió a Estados Unidos, también con Sabatini, a cumplir el sueño de ser profesional.

 

-Entre la distancia y los tiempos históricos actuales, donde se revaloriza lo hecho por las mujeres, ¿valorás más tu propia carrera?

-Al tener a un monstruo al lado como fue Gaby quizá no valoré el hecho de ser 28 del mundo. ‘Yo fui solo 28’, pensaba. Hoy sí me doy cuenta. Eso te pasa con la experiencia o cuando ya no tenés aquello. Pensá que estuve en Roland Garros con mi hijo y mi marido, y le conté a mi hijo: ‘Yo acá, con mucho público, le gané a Arantxa Sánchez (fue en 1990). Quizás ahora que volví al tenis me doy cuenta mucho más.

 

-Si hoy jugaras esa final saldría en todos lados y te alentarían muchas mujeres.

-Y quizás eso me hubiese presionado más y hubiese cambiado el resultado (se ríe). Una de las cosas con las que hoy tienen que lidiar las chicas ahora es con las redes sociales. A nosotras no nos tocó. Y a veces te juega en contra porque salís de la cancha y por ahí recibir insultos, es algo llamativo, que nosotras nunca lo sentimos.

 

Después de 15 años alejada del tenis y abocada a sus proyectos empresariales -Paz remarca que en su empresa sus empleados son mitad mujeres y mitad varones-, regresó para hacerse cargo del equipo argentino. Argentina no pudo lograr la hazaña en la Billie Jean King Cup: perdió ante Kazajistán en el último juego, pero la capitana rescata el momento de Podoroska y la actuación de Lourdes Carlé (430º del mundo), que le ganó a Yulia Putintseva, 30º del ranking.

 

Habla del impacto que genera el momento de Nadia Podoroska (45º del ranking mundial) y afirma que muchas chicas van a empezar a jugar al tenis por la referencia de la rosarina. Cuando se le marca que ella tuvo mejor posición, sonríe otra vez: “Hoy hay redes sociales, más prensa. Yo tenía a una genia como Gaby, que era la 3 del mundo. Por más que lograra algo, la atención no estaba en mí sino en Gaby, que ella fue algo distinto, que salió del molde de lo común”.

 

-¿Te sacaba presión Gaby en aquella época?

-Sí, por supuesto. Haber competido con ella me ha permitido a mí dar mi mejor versión también. Quizás todo lo que yo hacía se veía opacado. el año en que yo le gané a Arantxa, Gaby ganó el US Open. Yo llegué a octavos de final y ella ganó un Grand Slam. Lo mío había sido espectacular, pero lo de ella, extraordinario.

 

Mercedes Paz compitió en una de las épocas doradas del tenis femenino. Fue contemporánea de Mónica Seles, de Stefi Graf, de Sabatini. Ella no había tenido ídolas. Rafael González Bosch fue su entrenador y responsable de despertar el sueño. Una vez, cuenta Mecha, abrió una revista El Gráfico en la que Guillermo Vilas estaba en la cancha central de Roland Garros. “Un día alguno de ustedes va a llegar acá”, los entusiasmó. “Ahí nació mi sueño -dice-. Y lo cumplí. La verdad yo leía sobre Navratilova o Chris Evert, pero mi ídolo en ese momento era Vilas. Nosotros por ahí mirábamos todo un informativo para ver en un segundo cómo Vilas hacia su revés. El profe te decía: ‘Fijate el hombro como lo mueve, fijate las piernas’. Pero a mujeres no pasaban. Cuando vi a Navratilova o Evert jugar en vivo me impactaron”.

 

-¿Y cómo analizás los movimientos sociales y culturales que generaron las mujeres en el último tiempo?

-Yo los vi cuando empecé el circuito, en los ‘80. A mí me empezaron a abrir la cabeza, yo venía de una cultura mucho más machista, eso de ser del interior. Por ejemplo, cuando había que elegir Director Ejecutivo en la WTA yo automáticamente pensaba en un hombre. Lo que pasa es que estuve conn Navratilova, Evert o Billie Jean King, que te decía: ‘Si no nos apoyamos entre nosotras esto no va a ser distinto’. Ahí empezó a cambiar mi mente.

 

-¿Qué recordás de los encuentros con Billie Jean King?

-Mirá, en Hilton Head, el torneo consagratorio de Gaby, fue la primera vez que la vi. Nos dio una charla introductoria porque era el inicio del circuito WTA por el que ellas habían luchado tanto. Nos dijo que teníamos que cuidarlo. Fue muy movilizante para mí.Nos decía que nosotras éramos artífices de nuestro propio destino, que éramos las que podíamos pulir esa piedra tallada y ser alguien en la vida. Cuando estuve en el directorio de la WTA ella nos decía que teníamos que luchar por la igualdad de premios. A mí me parecía una utopía. Y sin embargo con el tiempo ella fue afianzando eso. A partir de 1990 los Grand Slams generan la misma cantidad de premios. Hoy ser capitana de la Copa que lleva su nombre es hermoso, un reconocimiento a alguien que hizo mucho por las mujeres.

 

-¿Vos sentís que aportaste también, desde tu lugar?

-Yo siempre creí en la libertad y en la independencia. Me siento identificada con ese tipo de valores, pero no me siento la abanderada de este movimiento. No me gustan los extremos. me siento como en el medio. Sí lucho para que haya más entrenadoras y más oportunidades para las chicas, que tenemos los mismos derechos, pero me gustan los gestos de que un hombre te abra la puerta. Estoy en el medio de esas dos culturas.

 

-¿El tenis femenino está en construcción?

-Sí, y creo que si hubo un momento muy bueno en nuestra época, ¿por qué no se puede repetir? Lo de Podoroska a partir de los Panamericano fue  muy bueno, a las chicas les tiene que dar un plus de confianza. Tienen que pensar: ‘Si ellas pueden yo puedo’. Todas tuvieron las mismas vicisitudes, desconfianzas, los mismos problemas de competencia.

 

-¿Es tu desafío personal poner al tenis femenino en el lugar que ocupó cuando vos jugabas?

-Cuando presentamos el proyecto Tenis Femenino 2019-2025, uno de los objetivos era que el tenis femenino tuviera representación en los Grand Slams. Nadia ya está, ahora queremos que la acompañen. Eso va a ocurrir. Estamos en el buen camino. Esta semana se vio que hay un equipo, que hay talento. Es cuestión de tener oportunidades, los resultados van a llegar.

 

 

 

Compartir esta nota en