Una camiseta psicodélica para cortar una mala racha


09 de junio de 2021

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por Roberto Parrottino

La selección argentina jugó en 1990 ante el Linfield, un club probritánico de Irlanda del Norte, con una camiseta extraña. Aquel día ganó 1-0 y volvió a meter un gol después de nueve partidos. Hoy ese diseño fue remasterizado como remera prepartido.

En la caja negra de la selección argentina hay un amistoso que jugó con una camiseta única, ante un rival especial y en un país en el que nunca más salió a una cancha. El 3 de abril de 1990, durante la preparación hacia el Mundial de Italia, Argentina enfrentó al Linfield Football Club en Belfast, capital de Irlanda del Norte. La selección argentina vistió un modelo extravagante, con el diseño -template, en la jerga de las marcas a la hora de crear una camiseta- de la que había usado la Holanda campeona de la Eurocopa 1988, y similar a la actual remera prepartido de la selección. Con el 1-0 (gol de Néstor Lorenzo tras un tiro libre de Gabriel Calderón), la selección cortó una racha de nueve partidos sin convertir.

En aquel año, Argentina no lograba el nivel acorde: jugaba mal o, directamente, muy mal. Carlos Bilardo, el entrenador, planeaba amistosos ante equipos europeos. El 10 de enero, Argentina había perdido 2-0 ante el Mónaco en Montecarlo. Linfield Football Club, 54 veces ganador de la Premiership de Irlanda del Norte, era el nuevo desafío. Cinco libras la platea, tres la popular. En 1964, el Linfield había alcanzado los cuartos de final de la Copa de Europa, el máximo logro de un equipo de ese país.

El amistoso se jugó en el Windsor Park, casa de la selección de Irlanda del Norte, a la que Argentina enfrentó una sola vez: victoria 3-1 en el Mundial de Suecia 58. A pesar de que Argentina era la selección campeona del mundo, los hinchas cubrieron apenas la mitad de los 18 mil lugares de capacidad. Diego Maradona todavía no se había sumado al plantel de la selección. Linfield es un equipo de extracción unionista, cuyos hinchas promueven la alianza con el resto de Gran Bretaña. En el video del gol de Lorenzo se ven banderas británicas. En 1982, en plena guerra de Malvinas, hubo un equipo que le recordó al Linfield que las islas son argentinas. Lo cuenta Tim Brannigan, escritor, hincha del Cliftonville.

-Los fanáticos del Cliftonville somos nacionalistas irlandeses y queremos una Irlanda unida. Los fanáticos del Linfield son protestantes y quieren seguir siendo parte del Reino Unido. Es una versión mucho más pequeña de Celtic-Rangers en Glasgow. Entonces, los fanáticos del Cliftonville a menudo cantábamos canciones antibritánicas y vitoreábamos a Argentina durante esos días oscuros de la guerra. Así que yo me puse la camiseta argentina en 1982 para molestarlos.

Brannigan, preso entre 1990 y 1995 por posesión de armas como miembro del Ejército Republicano Irlandés (IRA), un grupo que aboga por la independencia de las Irlanda, saborea aún hoy uno de los mejores momentos de su vida: los goles de Diego Maradona a Inglaterra en el Mundial de México 86. Organizado por el empresario Noel Lemon, protestante y unionista, el amistoso se jugó porque a la selección se le había caído a última hora un partido ante el Barcelona. “Fue una exhibición de excelente valor, una demostración de lucha y valentía del Linfield”, se leyó al día siguiente del amistoso en el Belfast Telegraph.

El partido de Argentina con la camiseta extraña, cuyo diseño utilizaron desde la Unión Soviética hasta Mandiyú de Corrientes, y ante un club probritánico, fue el último de Jorge Valdano en la selección. Bilardo se había cruzado con Valdano durante la Copa América de Brasil 1989. Valdano, ya retirado, había ido a cubrir el torneo como cronista del diario español El País. Bilardo lo quería de nuevo en el ataque de la selección. Lo volvió a ver en diciembre, en el casamiento de Maradona y Claudia Villafañe. Y Valdano aceptó: regresó en la derrota ante el Mónaco.

Pero la selección no marcaba goles. Le siguieron un empate frente a Guatemala, de visitante, y una derrota 2-0 ante México en Los Ángeles. “¿Por qué no le ganamos a nadie?”, se preguntaba la revista El Gráfico. El 28 de marzo, antes del partido ante el Linfield, cuando finalmente se abrió el arco, se jugó un amistoso ante Escocia en Glasgow. Si Argentina no mete un gol antes de los seis minutos, le dijo un periodista a Bilardo, bate el récord de mayor tiempo sin convertir un gol de una selección nacional.

“No se les ocurra meter un gol antes de los seis minutos porque nos quedamos sin récord. Y nosotros tenemos que estar en todas las conversaciones, las buenas y las malas. Después de los seis minutos hagan lo que quieran”, les indicó Bilardo en la charla técnica. “Cuando pasen los seis minutos, usted avísenos, Carlos. Ahí nosotros tiramos la pelota afuera, festejamos un ratito y después seguimos jugando”, le devolvió Oscar Ruggeri, y le quedó una duda: “¿Y si hay un penal”. “Lo tiramos afuera”, remató Bilardo. Argentina, al final, perdió 1-0 ante Escocia.

“Este tipo de cosas -escribe Pablo Alonso en el libro Italia 90, una épica de lo imposible- hay que inscribirlas dentro de lo psicológico. Bilardo pretendía que esa sequía goleadora no se convirtiera en un complejo y lo resolvió desde el humor, que es una muy buena manera de resolver los problemas de presión”. Era, en definitiva, un tópico en la lógica bilardeana.

Con la camiseta psicodélica -remasterizada hoy como remera de la selección en medio del boom vintage de las camisetas de los 80-, Néstor Lorenzo cortó la racha de Argentina: 830 minutos sin goles en nueve partidos, 269 días después del gol de Claudio Cannigia ante Uruguay por la Copa América 1989. Faltaban apenas dos meses para Italia 90. Argentina nunca más usó aquella camiseta. Extrañamente, ironizan, Bilardo no la adoptó como cábala. En la semifinal del Mundial 90 que le ganó por penales a Inglaterra, Alemania utilizó el mismo modelo, pero verde. Y en la final, Alemania le ganó a Argentina. Lorenzo jugó los 90 minutos. Pero la selección argentina lució la camiseta suplente, la azul.

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