Portanova, el escudo de las guerreras


27 de julio de 2021

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por Delfina Corti

Después de 23 años, la Selección argentina tiene un nuevo entrenador. Germán Portanova será el encargado de reemplazar a Carlos Borrello en la Mayor y en la Sub-20. Un técnico que, como se definió alguna vez, será “el escudo de un guerrero”.

Germán Portanova observa desde el banco de suplentes cómo su equipo le gana con contundencia 7 a 2 a Aldosivi en un partido de pretemporada. En cancha, no están todas sus jugadores titulares. Con un plantel joven, más de lo habitual, el entonces entrenador de la UAI-Urquiza se detiene en el resultado y piensa en aquello que le preguntaron días atrás en una entrevista: ¿se están acortando las diferencias entre los equipos femeninos del fútbol argentino?. 

Sentado sobre una heladerita azul, costumbre que imitó de su referente deportivo, medita la respuesta que daría a conocer al finalizar el amistoso en Mar del Plata: “Ojalá en algún futuro cercano puedan tener todas las ciudades y provincias un equipo profesional, donde tengan contratos para achicar brechas y para equiparar. Pero se equipara con la conciencia de querer ser profesional, no solamente con los contratos. Ahí empiezan los cambios, no en un resultado”.

 

Conocer la realidad del fútbol femenino argentino es uno de los puntos que se le exigía a la Asociación del Fútbol Argentino a la hora de elegir al nuevo técnico. Portanova la tiene. La otra, tener experiencia como entrenador en este deporte.

 

Durante siete años en la UAI-Urquiza, Portanova logró 3 torneos locales y un tercer puesto en la Copa Libertadores 2015. Además, tras la profesionalización del fútbol argentino, el club de Villa Lynch perdió a varias jugadoras importantes que emigraron hacia equipos con mayores presupuestos. Y aún así, con futbolistas jóvenes y constantes recambios, mantuvo a la UAI-Urquiza entre los mejores equipos del país.

 

“La clasificación al Mundial le dio a Argentina un posicionamiento importante. Ahora hay que mantenerlo, mejorar, unir cada vez más el grupo, y seguir con las cosas que se han hecho bien agregando mi idea y mi forma de trabajo”, señaló ayer, luego de su presentación. 

 

Después de 23 años, la Selección argentina tiene nuevo entrenador. Un tipo auténtico, porque “ser uno mismo es la mejor forma de liderar un grupo”. Un técnico que, como se definió alguna vez, será “el escudo de un guerrero”. 

 

 

Para preparar los partidos, mira puertas adentro. Cuando llegó a la UAI-Urquiza en 2014, el fútbol femenino argentino se caracterizaba por equipos largos, que jugaban al pelotazo y que carecían de triangulaciones o movimientos de juego. Con su sello personal, el equipo femenino del club impuso una forma de juego que -según sus propias palabras- iba más allá de los resultados obtenidos. Buscaba inculcar ciertos movimientos y toques de balón.

 

“Junto a mi cuerpo técnico, intentaremos volcar en la Selección ese protagonismo en el juego que tenía la UAI”, declaró. Y, para Portanova, un equipo protagonista no es sólo aquel que mantiene la posesión de la pelota y el dominio del partido porque, cauteloso, sabe que no siempre eso ocurre en el fútbol. Por eso, la clave estará en su filosofía de juego: no encasillarse con una idea.

 

“Si el equipo rival tiene la pelota, esperaremos con una idea punzante. Lo importante es que el rival piense que en cualquier momento lo vas a lastimar a pesar de que no siempre puedas dominar el partido”, señaló tiempo atrás.

 

La Selección argentina femenina tiene jugadoras con buen pie para desarrollar la idea del entrenador: mantener la posesión de la pelota y romper con dos toques a la defensa contraria. Incluso, se espera que con la llegada de Portanova vuelvan al equipo las referentes Estefanía Banini, Ruth Bravo, Belén Potassa y Florencia Bonsegundo, esta última considerada por el entrenador como la futbolista más completa que dirigió. 

 

Y, en aquellos partidos donde la Selección se enfrente a las grandes potencias, el equipo buscará no mantener su idea de juego, pero esperará para lastimar al rival apenas se haga de la posesión de la pelota. Esta serenidad y equilibrio son las características que definen a Portanova. Como dijo tiempo atrás, la clave está en “observar al rival, pero no demasiado para no perder nuestra esencia”.

 

 

Portanova se planteó objetivos factibles cuando pisó por primera vez la cancha de Villa Lynch. “Para no frustrarnos fácilmente”, explicó tiempo después. Aquellos años donde el equipo de Villa Lynch tuvo un plantel repleto de jugadoras de la Selección argentina, el técnico se postuló como candidato y logró, de esta manera, el bicampeonato en el torneo local. 

 

Luego de la semi profesionalización en el 2019 del campeonato argentino, la UAI-Urquiza quedó como el séptimo equipo de mayor presupuesto. Varias jugadoras emigraron hacia clubes que les ofrecían contratos más altos y Portanova tuvo que rearmar el plantel con varias jugadoras jóvenes. 

 

El objetivo se modificó: defender la idea de juego de la UAI-Urquiza, que las jugadoras crezcan futbolísticamente y que al final del torneo se puedan reconocer los avances dentro del plantel. 

 

“A eso nos perfilamos, tanto yo como el cuerpo técnico. Ir sobre un campeonato es chocar contra la pared. Esta manera de perfilarnos nos hace muy bien, demostrando que UAI Urquiza siempre está vigente”, confesó este año antes del inicio del Torneo Apertura 2021. 

 

El Furgón logró durante estos dos años de semi profesionalización quedar entre los mejores cuatro equipos del torneo. Varias jugadoras del plantel fueron convocadas a la Selección argentina, muestra de que se cumplió una vez más el objetivo de Portanova.

 

Y, en más de una oportunidad, durante estos años el entrenador alzó la voz para que este deporte crezca: “En el fútbol femenino hay que hilar más fino para crecer. El dirigente deportivo tiene que preguntar por qué con este presupuesto se juega así, se entrena así. Tiene que apostar a las divisiones juveniles. En los hechos, algunos no lo hacen porque sigue todo igual. Todos deben hacer una autocrítica, no solo hablar de las jugadoras. Nosotros le tenemos que brindar las herramientas necesarias para que jueguen cada vez mejor”.

 

Quizá, al reclamar un técnico que conozca la realidad del fútbol femenino argentino se pedía esto: alguien que apueste en el crecimiento de las jugadoras, que exija divisiones juveniles y que remarque la hipocresía de algunos dirigentes. 

 

Como señaló hace algún tiempo, Portanova buscará ser un aporte al fútbol femenino de Argentina: “Buscaremos que se hable bien de nuestro comportamiento, de nuestro trabajo dentro de la cancha. Eso es realmente lo que nos trazamos. Si nos trazamos salir campeones nos vamos a frustrar, bloquear y negar en otros partidos”. Y, como dijo el día de su presentación, ahora no queda más que comenzar a trabajar.  

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